lunes, 20 de julio de 2009

Cosas que vería solamente aquí

Es una pequeña lista, no exhaustiva, por supuesto, de algunas situaciones, personas u objetos que pueden sorprender a este pequeño Paco Martínez Soria provinciano e impresionable que soy yo.
Sé que la mayoría de estas cosas son cotidianas en muchos lugares del mundo (aquí, para empezar), pero qué le voy a hacer: Así somos los de pueblo, que nos quedamos alucinados con cualquier nimiedad porque es la primera vez que la vemos. ¿Qué esperabais de mí? Si me ponen delante dos rascacielos y ya me creo que estoy en Manhattan.
...¿Y no es hermoso conservar esa capacidad de asombro? ;-)

Algunas cosas que me han asombrado de este lugar:
1. Un aparcamiento de bicicletas muchísimo más grande y más repleto que los propios de los coches. De hecho, suelo tener problemas para encontrar sitio cuando me muevo con mi bicicleta.
2. Una ciudad en las que hay más de 100 joyerías y tiendas de diamantes, ¡pero ni un solo Starbucks!
3. Trenes puntuales, muy rápidos, normalmente cómodos, y a precios asequibles.
4. Que te obliguen a separar los residuos en origen y te remachen la idea del reciclaje y el ecologismo (bueno)... pero después te vendan cualquier tontería envuelta en toneladas de innecesario plástico (hasta la fruta la suelo ver así).
5. Que me adelante, a toda mecha, un judío (vestido con toda la parafernalia, luto riguroso, taled, sombrero, patillas y barbas crecidas...) montado en una bicicleta de carreras. ¿Cuándo verá uno una estampa como ésa en Bilbao?
6. Un niño pequeño capaz de hablarme en tres idiomas (lo cual le hace sentir a uno idiota perdido).
7. Patatas fritas vendidas como delicatesen (y los turistas pican el cebo).
8. Bicicletas rodando por en medio de la calzada (a veces no hay más remedio), haciendo caravana, y que no pite ni un solo coche de los que pacientemente van detrás. Respeto al ciclista, eso es lo que me asombra encontrar.
9. Que los españoles tengan fama de juerguistas y de armar escándalo y de gritar en la calle, en un país cuyos habitantes suelen pasar los veranos haciendo todo esto y mucho más en la costa del sol.

Ya veis que le he cogido afición a hacer listas :-D

jueves, 11 de junio de 2009

Cosas que crees que molan

Cosas que crees que molan... hasta que las pruebas.
-Los pantalones de cuero. Sólo funciona cuando eres una estrella del metal.
-Un buffet libre de comida india (curry a tutiplén). Si el cuerpo tarda semanas en eliminarlo, no puede ser bueno.
-Ir al trabajo en bici. En un país donde llueve a mares día sí y día también. Iluso.

Últimamente he tenido la oportunidad de ampliar esta lista con ítems que ni imaginaba. En fin. Cosas de mi vida.

domingo, 10 de mayo de 2009

Día de colada

Cuando estuve visitando cuchitriles para buscar un piso donde meterme a vivir en Lovaina, siempre notaba que estaba pasando "algo" extraño, y no caía en la cuenta de qué era, hasta que por fin me percaté: ¡Ninguno de aquellos pisos tenía lavadora! Oh, sorpresa. Pues hay que buscar uno que la tenga instalada.

No. Comentándolo con una compañera del trabajo, me bajó del burro amablemente: Nadie (casi) tiene lavadora en Lovaina. Es una especie de lujo que sólo se permiten los que viven con su familia y cuatro extranjeros intransigentes más. Y me dio una explicación más que convincente. Estoy en una ciudad de estudiantes. Cada fin de semana, todos huyen (verídico: el pueblo queda vacío) a la casa de sus padres llevando consigo dos cosas: el estómago vacío, ansioso por digerir la comida casera de mamá, y una bolsa llena de ropa sucia para ser lavada. Por eso no necesitan la lavadora, ya la tienen en casa de mamá por el morro.
Debo añadir a todo esto que mi compañera se extrañaba notablemente de que en España la lavadora sea un bien imprescindible, y que, como apunté, haya más casas con lavadora que con microondas (y es que aquí muchas "cocinas" consisten en un microondas y una nevera tamaño junior). Es posible que también pensara que todos los españoles caminamos descalzos por las calles polvorientas y que construimos nuestras casas con adobe, pero no quise ahondar en la herida. ¡Cómo vamos a tener todos una lavadora, para nosotros solos! En fin. Habría sido divertido explicarle que la cultura del crédito-hipoteca fácil y del endeudarse hasta las cejas inconscientemente, sin pensar en el mañana, ha hecho que, en la España de los últimos 5 años, todo hijo de vecino que no quiera ser menos que el ídem tenga lavadora, microondas, una TV de plasma y un coche nuevo cada dos años, aunque su sueldo sea de mileurista y no dé ni para pipas, sólo para presumir. Habría flipado, la pobre, pero de lo gilipollas que somos X-D



Gran pregunta: ¿Y cómo me lo monto para lavar la ropa sin lavadora? Obviamente, tengo que ir a una lavandería, que hay unas cuantas en la ciudad. Pero la más cercana la tengo a 15-20 minutos a pie, lo cual es problemático cuando vas cargado con una bolsa / maleta llena de kilos de ropa, que cuando cruzo la calle parece que ha llegado el trapero ropavejero a la ciudad, sólo me falta el megáfono: "¡¡¡Oiga el trapeeeeeerooooo!!!".
Para mí, los domingos son "Laundry day", o día de colada.
Esto es nuevo para mucha gente que conozco, así que explico cómo funciona. En las lavanderías tienen decenas de lavadoras que funcionan con moneditas (llevo siempre al menos kilo y medio de chatarra en los bolsillos). Me sale a 3,80€ un ciclo en la lavadora pequeña. Normalmente, una vez cargada y funcionando, la dejo puesta y vuelvo en 40 minutos (a veces aprovecho para comer).
Después toca secar la ropa, el asunto más complicado. En ocasiones me dejo un total de 6€ ó más en la dichosa colada, porque hay prendas que no hay forma de secarlas bien y tengo que repetir el ciclo. Lo más común es que, ya de mala leche, me las lleve mojadas a casa y las disponga precariamente sobre el radiador, sobre una silla, donde sea, pero ya con ese olorcillo a húmedo que odio. Y es que además tengo que estar al quite para extraer las prendas más delicadas o queridas a mitad del ciclo de secado, ¡porque odio las secadoras y el daño que pueden causar a tu ropa!



Y encima de todo esto, está el asunto de que en mi caso no puedo separar adecuadamente la ropa clara de la de color. Ya sabéis que suelo guardar luto riguroso (cosas del heavy metal y de la "pose"), y no merece la pena hacer otra colada para las cuatro prendas blancas que tengo. Así que o las mezclo con lo demás, esperando que no destiñan, o bien, como he hecho alguna vez, las lavo a mano en casa, que es como si hubiéramos retrocedido 20 años. Pero entonces el problema es que las prendas tardan días en secarse, con este clima... La más lenta de todas, los pantalones vaqueros (el némesis de todo el que quiere su ropa seca cuanto antes). Recuerdo que en Londres (allí sí tenía lavadora) tuve unos vaqueros durante dos días en el tendedero (dentro de casa), y al final me los acabé poniendo medio mojados por pura cabezonería, de harto que estaba. Y era verano. Húmedo, pero verano. Pues aquí es parecido pero de momento mucho más frío.

Ahora entendéis que el sueño de todos los españoles que aquí conozco (también algunos extranjeros de otros países) es conseguir una lavadora propia. He visto de todo: algunos la instalan apretada en una esquina, con la toma de agua directamente del grifo del lavabo, perfecto para organizar una inundación de la pera. Otros negocian míseramente con todo el bloque de pisos para ver si pueden colocar una pequeñita en el descansillo de la escalera.

Hacer la colada dignamente también es calidad de vida, ¡cojona! Esto es Europa.

NOTA: Imágenes de Wikipedia

jueves, 30 de abril de 2009

Empiezo a cuidarme (un poco)

Pues sí, chicos, y ya iba siendo hora. Estaba hecho un cromo: Para empezar, tantas semanas sin sol y maldurmiendo (ya os hablaré de por qué) me habían dejado una cara de pedo que parecía Ville Valo (pero más feo). En cuanto a las comidas, me he acostumbrado a un desayuno más fuerte y prolongado de lo que era habitual (zumo, café con leche, galletas, una manzana o plátano y a veces, si sigo con ganas, algo de embutido español que me han traído); pero al mediodía (o sea, entre las 11 y la 1, nunca más tarde) me como un triste bocadillo como hace aquí todo hijo de vecino (incluso el jefe jefazo aguanta hasta la noche con un bocata ¡o una sopa!); y por la noche, temprano (entre las 7 y las 9), ataco la cena muerto de hambre, que hasta ahora, demasiado a menudo, constaba de un kebab o una pizza, o bien alguna de mis especialidades culinarias caseras (prfff... a elegir: pasta, ensalada, ensalada de pasta, arroz blanco, fritangas varias, y pechuga de pollo para las ocasiones especiales). Ya sabéis que no me gusta cocinar y que lo hago muy mal. Y que... bueno, tiendo a hacerme daño cuando cocino. No falla. Ay, esa gotita de aceite caliente. Ese mango de la sartén en posición inoportuna. Ese cuchillo mal afilado, ¡pero lo suficiente como para cortar un hueso! Y luego a limpiar. Así que nada, a comer fuera, donde sea.

Por estas razones me decían que si me encontraba bien, que si me veían transido (sí, la palabra existe), etc. He recibido amenazas de muerte reiteradas de cierta amiga, si comprueba que este verano vuelvo a Bilbao con menos culo que antes de venirme. Y es que, no sois conscientes de ello, pero soy un hipocondríaco de la pera: no hay más que decirme que tengo mala cara o que estoy adelgazando para que de verdad me empiece a encontrar mal y me compre una báscula para controlarme el peso. Ains.

Pero todo eso va a cambiar (a ver cuánto me dura el buen propósito). Esta semana, amigos, me he apuntado a un gimnasio y pienso darle duro al deporte. Ya podéis imaginaros la melodía de "The Eye of the Tiger" a todo trapo, mis bíceps sudorosos congestionándose como hace años, jaaaa... Bueno, no, realmente voy a empezar suave. No, no es por vagancia, es que quiero evitar lesiones. Ejem. En serio. Ya. Bueno... pues eso.
Donde sí que acabo de estrenarme (empecé ayer) es en el dichoso "pilates". ¿Y qué tal fue? Bueno, lo esperaba mucho más duro, pero igual es que se va complicando con el tiempo, sólo era la segunda lección del curso. Y por favor. Era el único hombre de la sala. Todas sin quitarme ojo, como diciendo "¿Y éste de qué árbol se ha caído?". Y yo nada, disimulando mi coordinación pésima y mi elasticidad comparable a la de un bloque de madera de pino. Ay, ay. Había que ver a la profesora que guiaba la actividad, embutida en unas mallas que no podían ser más apretadas y moviéndose como si fuera de chicle. Pero también vi a un par de señoras de edad mucho más avanzada que se estiraban con una facilidad pasmosa. Será cuestión de práctica y de no abandonar la actividad a la primera de cambio. Aunque no prometo nada.

Y sobre las comidas, al menos ahora tengo a la intrépida Nat para que venga conmigo a sitios un poco más decentes, de esos donde no te da vergüenza ir acompañado (¡pero sigo fiel a mis kebabs cuando estoy solo!), y a menudo ceno con ella comida casera. Nunca podré agradecerle lo suficiente que me está cuidando como a un bebé. Incluso me dan ganas de cocinar, porque uno de los coñazos de cocinar aquí es tener que hacerlo para uno mismo: si es para comer con más gente apetece más, o da menos pereza... Lo que ocurre es que a esta mujer la aprecio demasiado como para someterla a la tortura de visionar (no digamos degustar) los atentados gastronómicos que puedo perpetrar en mi cocina (toma excusa) :-S

Lo dicho: más horas de luz (cruzo los dedos), más ejercicio (mientras no abandone), y comida un poco menos desastrosa (God bless her). Espero que cuando vuelva por Bilbao no esté cierta personita (a la que por lo demás quiero como un ceporro) esperándome con la báscula en una mano y el cuchillo jamonero en la otra. Ni las top-models tienen que vivir con esa presión, caray.

domingo, 5 de abril de 2009

La ciudad se transforma

...Y menos mal. Recuerdo la sensación que me quedó cuando llegué aquí, a principios de enero: Acababa de pasar una ola de frío polar (aunque las temperaturas invernales siempre son bajas de todas formas) y además era temporada de exámenes, con lo que la ciudad tenía muy poca vida. A las 6 de la tarde, puntuales, como si hubiese un toque de queda, se cierran los comercios y hasta las cafeterías. La gente sale de trabajar y se va directamente a casa. La oscuridad (noche cerrada a las 5 de la tarde), el frío y la lluvia (o nieve) no invitan a otra cosa. Cena temprana y a la cama. Podréis haceros una idea de la sensación tan depresiva que me invadía al caminar por calles comerciales (pensadas para el trasiego masivo de consumidores con sus compras) totalmente desiertas. Y con el viento helado empujándome para caminar un poco más deprisa hacia mi destino. Me pareció triste, Lovaina, todo lo contrario de lo que esperaba encontrar.
Tuve la sensación de que la cosa iba a cambiar conforme el tiempo mejorase. Y así es, por suerte. Llegó la primavera. Y si os apetece, os contaré en qué consiste la transformación.

Los días se alargan. Se nota mucho, y ahora, si el tiempo acompaña, he recuperado ese hábito que daba por perdido y que consiste en dar un paseo después del trabajo, o bien tomar un rodeo según me acerco a mi casa, muchas veces aprovechando para cenar por el camino.

Otro síntoma evidente: poco a poco, han ido extendiéndose. Me refiero a las terrazas, especie no muy pródiga en mi ciudad de origen, pero que aquí han ido colonizando en las últimas semanas, inesperadamente, calles y plazas; rincones donde uno no imaginaría que a alguien le pueda apetecer tomar una cerveza o un almuerzo. He visto algunas de estas terrazas llenas a rebosar incluso cuando el termómetro no subía de los 5ºC, ¡los hay valientes!

Los estudiantes. No había nadie en la facultad cuando llegué aquí, en enero, pero ahora los pasillos son ruidosos y concurridos. A veces es molesto (sobre todo cuando organizan fiesta), pero sin duda es más animado que antes. Salgo de trabajar sobre las 18:00 ó 19:00, según me dé, y por la calle me cruzo con docenas de jóvenes, bien con una sustanciosa bolinga, bien en proceso de adquirirla, y (sólo) algunas veces es divertido el espectáculo, cuando la cosa transcurre con naturalidad y sin estridencias ni vandalismo.



Aunque los comercios sigan con su imperturbable horario "europeo", algunas cafeterías han extendido el suyo y tienen la puerta abierta un par de horas más. La música de los pubs y otros lugares de similar naturaleza hedónica se deja oír por fin más temprano, y no son pocos los clientes que deciden tomar su copa en la calle, dejando la puerta abierta y permitiéndome adivinar el interior de un local con llenazo completo, ¡un día entre semana y a las 6 de la tarde!

Y el último en llegar, el más esperado de todos, es el sol. Ya tardabas, compañero. Me han prevenido, me han dicho que no espere muchos días soleados, ni siquiera en verano, que aquí tiende a llover todo el año. Pero tal vez lo infrecuente de la visita del astro rey la convierta en algo mucho más valorado. La semana pasada puedo decir que disfrutamos un día de primavera por primera vez. La temperatura era suave, y yo cruzaba el Pauscollege camino de mi facultad, cuando reparé en que unos estudiantes habían sacado un colchón por la ventana de un bajo, y lo habían tirado sobre la hierba del jardín para tomarse unas cervezas mañaneras con uno de los primeros ratos de sol que he visto aquí. Espero que se mantenga...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Quedada de bloggers

He tenido unos días muy ocupados (y lo que te rondaré morena), así que he dejado desatendido este blog. El caso es que deberíais saber que el sábado pasado tuvimos la "gran quedada de bloggers españoles en Bélgica". Nos reunimos en Bruselas una cantidad nada despreciable de gente, hubo frieten (¡ja!), cervezas para los que las pudieron disfrutar, y conversaciones muy entretenidas. Se repartieron camisetas y me dieron "la chapa" (pero la chapa de verdad, ¿eh?). Un éxito del organizador, Ramón, que hace una crónica más detallada aquí, donde os remito, con fotos y videos y todo (sí, salgo yo en algunas). Y todos al grito de "¡Somos gilipollas!" X-D
Ya estoy deseando que se convoque la próxima, tengo miedo de que para entonces ya me haya vuelto a España / ido a otro lugar. ¿Qué tal si inauguramos una tradición, Ramón? ;-) Mil gracias por la organización.

viernes, 13 de marzo de 2009

Los funcionarios belgas son "popperianos"

...O eso, o simplemente tienen un sentido de "lo que es práctico" poco desarrollado.
Karl Popper fue un filósofo de la ciencia muy conocido por su idea de "falsacionismo". Según Popper, en un sistema de conocimiento científico, es lógicamente imposible probar que una afirmación es verdadera basándose en datos empíricos. Lo que sí podemos hacer es basarnos en datos para probar que una afirmación alternativa es falsa.

Me he acordado de este señor esta mañana, después de cierto incidente administrativo.
Llevo ya unos meses instalado aquí y se supone que mis trámites con el departamento de extranjería estaban resueltos. Pero ayer me llega una carta del ayuntamiento, escrita completamente en holandés, y con una firma de puño y letra que hace temer lo peor.
Así que hoy le pido ayuda a una compañera para que me traduzca el documento. Parece ser que mi ficha de residente extranjero está incompleta, que les falta un dato muy importante: no les consta mi estado civil. La carta menciona también algunas consecuencias terribles de ocultar información a las autoridades, y todo ese rollo tan amenazante.
La pregunta que me viene a la cabeza es, bueno, ¿cómo demuestra uno que NO está casado? Quiero decir, entendería perfectamente que me pidieran documentación para probar lo contrario (y la hay: acta de matrimonio, etc.), pero lógicamente ni yo, ni nadie que yo sepa, tiene un papelito donde conste "Fulanito de tal NO está casado".
Así se lo hago notar, en mi inglés más educado, al funcionario. Pero ellos insisten: "Necesitan" un papel oficial, con sello y firma, donde se haga constar que no estoy casado.
Lo que decía, los funcionarios belgas deben de haber leído a Popper y, como no se creen que estoy soltero, me piden pruebas de que no estoy casado. Ya sabía que este era el país de la burocracia, pero aun así es la monda, ¿no os parece?


Por supuesto, esto es un dolor de cabeza para mí: lo primero es que no sé ni dónde acudir para pedir este papel (¿ayuntamiento donde estoy censado? ¿comisaría de la policía donde me tramitan el DNI? ¿otro organismo todavía más complicado de acceder?); lo segundo es que aunque supiera a quién dirigirme, tendría que contactarles por teléfono (llamada internacional) o carta, en la esperanza de que me lo puedan hacer llegar sin solicitarlo yo en persona; cosa que no harán, porque no se fiarán de mí, no vaya a ser que les esté engañando y en realidad sea mormón, tenga tres esposas y catorce churumbeles. Kafka, te veo venir...

Veremos cómo se desarrolla este asunto en próximas entregas. De momento, rezo para que en la institución que corresponda no se partan de risa al pedirles el papelito de marras, con sello oficial y firma del presidente del gobierno o del rey, si es menester. Me estoy planteando pedir también, por si acaso, otro papel donde diga que NO soy un alienígena, otro en el que se certifique que NO soy hincha del Athletic, y otro en el que se asegure, poniendo mi vida en ello si mintiera, que NO me llamo Franz Kafka.
Y a ser posible, depende del organismo que me los tramitara, a ver si los documentos me los pueden expedir íntegramente en euskera, pero eso ya lo hago por maldad y por joder ;-)

lunes, 9 de marzo de 2009

Feliz cumpleaños a mí

Pues eso, que casi lo tenía olvidado, pero afortunadamente me lo han recordado un par de mensajes en Facebook y tal, gracias a todos.
Y como soy muy fino, me autofelicito con esta bonita canción:



(Los Ramones felicitándole el cumpleaños a Mr. Burns, en los Simpsons)

¿Que qué voy a hacer para celebrarlo? Nada especial. Creo que luego igual podré quedar con la intrépida Nat y tomar un café/cerveza/refresco, pero aparte de eso, nada.
Y ahora me doy una ducha rápida, ¡y a trabajar!
Ya os cuento más.

sábado, 7 de marzo de 2009

IKEA, una gran idea

...Casi siempre :-)
Anoche, mis compañeros Mathijs y Els tuvieron la amabilidad de llevarme a IKEA para comprar (y sobre todo transportar) un par de cosillas que me vienen muy bien para poner mi casita más confortable. La ventaja de IKEA sobre otras tiendas es que si algún día decidiera cambiarme de casa, los muebles se desmontan y son más fáciles de transportar (o eso creo yo en mi ingenuidad).

La primera observación que hago es que, como ya sabía perfectamente, IKEA es el típico sitio donde acabas comprando las dos cosas que necesitabas... más ocho que no necesitabas pero oye, son tan monas, y tan prácticas, y tan baratas (a veces), que no puedes resistirte... ejem. Vamos, el tipo de tienda que desata tu consumismo más atroz. Yo iba a por un par de detallines y acabé gastando bastante más de lo previsto, aunque no me arrepiento de todas formas.

La segunda observación es que es muy diferente visitar IKEA cuando vas tú solo, en autobús, llevando en la mano tu lista de cosas que quieres ver, a cuando vas con otra gente, especialmente si entre esa gente hay al menos una chica :-) A ver, por ejemplo, yo había echado el ojo, vía catálogo online, a unas alfombras AGGER a precio de bazar chino (1,50 €). Por supuesto, nada más verlas al natural declaramos que aquello era un atentado visual en toda regla, así que nos pasamos más de tres cuartos de hora mirando alfombras de todos los tipos y tamaños, debatiendo sobre sus ventajas e inconvenientes, etc., y acabé comprando algo un poco más caro de lo que era mi idea inicial (descartada unánimemente al primer vistazo, a tres metros de distancia), pero no me importa gran cosa: realmente, es una suerte que viniera Els con nosotros, de lo contrario, a saber qué horror me habría traído a casa :-/


Para los cotillas, os hago un inventario de lo que finalmente cargamos en el coche (el monstruo espagueti bendiga a Mathijs por su pericia para colocar las cosas en su monovolumen, yo no podía creer que cupiese todo, apuesto a que este chico ha jugado mucho al tetris de pequeño):
  • Escritorio VIKA: Fue mi necesidad inicial, un escritorio para poder trabajar a gusto y no andar haciendo malabarismos con el portátil.
  • Cajonera ANDY: Totalmente en metal, o sea, diversión asegurada, sobre todo al montarla.
  • Espejo RAM: Que todavía no he decidido cómo colgar en la pared, de modo que está sin desempaquetar y apoyado en el suelo.
  • Papelera FNISS: Se acabó el ir dejando los papelotes en la cocina.
  • Alfombras RINGUM y BOMULL: La idea era que no se me congelasen los pies al tocar el suelo cuando me levanto por la mañana, y que la silla del ordenador no resbalase más de la cuenta. Digamos que estas dos son las "menos feas" que vimos, porque cuánta agresividad cromática podía haber en aquella sección de la tienda... Todavía tengo escalofríos :-S
  • Flexo FORSA: De nuevo, yo iba con la intención de comprar uno baratolo de 4 euros, pero éste otro, en negro con detalles de aluminio, era taaaan mono... ¿No os viene a la cabeza Pixar Studios? :-D
  • Por último, vale que la silla que tenía en casa es un poco incómoda, pero no pensaba sustituirla. El caso es que en la sección de outlet tenían unas sillas comodísimas rebajadas (habían estado en exposición), de modo que nada, también compré la silla MOSES, con acabado en "me-creo-yo-que-es-piel", a un precio muy competitivo :-)


Por las fotos podéis apreciar el espacio de trabajo-diversión que me ha quedado, la mar de confortable. Eso sí, esta mañana de sábado, dedicada al montaje, ha sido muy divertida.
Y todo gracias a Mathijs y Els que han sido muy amables al ofrecerse a llevarme a la tienda (por cierto, también ellos picaron y se llevaron algo, ja ja).

jueves, 5 de marzo de 2009

Más que humor

Randall Munroe es un humorista que lleva mucho tiempo escribiendo regularmente una tira cómica online. Sus chistes tratan sobre ciencia, matemáticas, informática... y amor. Con ese estilo de monigotes, este hombre siempre es capaz de arrancarme sonrisas. A veces carcajadas. Y otras... bueno, otras veces es más profundo de lo que parece la primera vez que lo lees.
Ahí os va una dosis fresca de Randall Munroe: "ETCH-A-SKETCH" (Haced click en la imagen para verla bien)



Traduzco (con mi inglés de bilbaíno):
1-Hey, si dibujo muchas líneas puedo ver qué hay detras de la pantalla.
2-Jo, tío, casi...
3-¡Hola!
4-¡Eres guapo!
5-Que...
-Yo soy la que dibuja cuando mueves los mandos. Y me siento sola aquí dentro.
6-Yo también me siento solo aquí afuera.
-Entonces estoy encantada de que me hayas encontrado.
7-Seamos amigos. Así nunca más estaremos solos.
8-...
9-(suspiro)


Esto es el poder de la fantasía. ¿A quién (o qué) buscamos a veces, esforzadamente, muy motivados... donde no es realmente esperable encontrarlo? Miradme a mí, en esta tierra que el Capitán Alatriste, no sé si con tino o no, describía como un infierno :-D ¿Qué pretendo encontrar aquí? Yo me creo que estoy volando, pero tengo la cuenta atrás ya iniciada, sé que tarde o temprano me voy a dar de golpe contra ese suelo, o más bien ese techo, que es la realidad. Y entonces tendré que volver a ver el mundo como es, y estaré cabizbajo y avergonzado... O puede que todo lo contrario.
Y es que, si no tuviéramos esa fuente de ilusión, aunque sea una ilusión muy tonta... ¡Qué aburrida sería la vida! ¿No creéis?

Imagen distribuible según una licencia CC 2.5. Visitar la web del autor para más detalles.

EDITO: La imagen se ve borrosa cuando la subo a Blogger. Para verla bien, haced click en ella.

martes, 3 de marzo de 2009

¡¡Frío!!

Afortunadamente, los días de frío parece que van pasando, e imágenes como la que tenéis abajo (os juro que hice la foto ya avanzado el mediodía) se harán cada vez más infrecuentes mientras se va acercando eso que llamamos "verano" y que aquí lo es a sólo medias, según reconocen los propios aborígenes.
Imaginad el panorama que me encontré cuando llegué aquí, con nieve, y catastróficas heladas nocturnas (que todavía pueden darse de vez en cuando). Me sonreía cada vez que, yendo a trabajar por la mañana, veía la bicicleta del típico panoli que ha olvidado envolver el sillín en una bolsa de plástico durante la noche, y me imaginaba el momento en que pusiera el culete en el asiento hecho puro permafrost, ¡maligno que es uno! ja, ja, ja.


El Fonske, después de una noche esperando el autobús ;-)

Viven el frío de otra forma, por aquí. Para alguien como yo, que viene de donde viene, "frío" es toda aquella temperatura por debajo de 10ºC. Sin embargo, yo me he cruzado por la calle con vikingos que desafían al temporal en camiseta y pantalón corto, yendo yo mientras tanto forrado, con dos chaquetas y bufanda. Por no hablar de las típicas jovencitas que quieren que todo el mundo sepa que se han hecho un piercing en el ombligo, incluso cuando el termómetro pasa de ese fatídico límite donde a mí se me congelan hasta las pestañas.

Ya he dicho que estas últimas dos semanas han sido bastante más soportables para mí en este sentido. Hace días que no tenemos temperaturas negativas, al menos si me fío de mi ForeCastFox. Lo que me ha hecho volver a recordar aquellas noches de puro congelamiento es la relectura de mi contrato de alquiler. Allí, con el objetivo de garantizar la habitabilidad de mi estudio, se dice bien claro, y que no quepa duda alguna, que el casero se responsabiliza de mantener una temperatura mínima de 20ºC entre las 7 de la mañana y las 12 de la noche, y... ¡12ºC! durante el resto de la noche hasta el día siguiente.
Repitámoslo otra vez: doce grados. Como mínimo. Ahora pensad en un muchachito medio tonto al que una mañana dan las llaves de un estudio medio vacío y tiene que comprar todo lo necesario para pasar la primera noche. Y en una alegre tienda de cuyo nombre no quiero acordarme (para evitar decir procacidades), el muy imbécil compra un nórdico muy barato, realmente barato, el más barato de todos. Recordad lo de los 12ºC, y ya os imagináis el resto. Esas orejitas heladas durante la noche, esos pies que no hay manera de calentar, esas tiritonas insistentes...
Unas semanas después, el jovencito ingenuo se había caído del burro y se había gastado un pastizal en un nórdico algo más decente, con el que las noches, cuando están a 12ºC, lógicamente siguen siendo frías, pero menos. Al final tendré que hacer caso a algunos que dicen que lo mejor para evitar esos fríos nocturnos es el calor humano ;-)
La moraleja, amigos, es que como dicen todas las madres y gentes de sentido común, lo barato sale caro. Que cada cual se aplique el cuento como quiera.

sábado, 28 de febrero de 2009

Somos muchos y estamos en todas partes

El encuentro fue breve e inesperado, pero llegó en el momento más oportuno.

Ya sabéis que andaba con una semana un poco tristona. Tampoco era para tanto, ojo, pero estas sensaciones se acentúan cuando estás lejos de casa, el clima es el que es (¡maldito!), vives totalmente solo y tus verdaderos amigos están a muchos kilómetros. Es comprensible tener días melancólicos, ¿no os parece?
El caso es que el viernes no estaba marchando tan mal. Todavía no sé por dónde coger mis datos experimentales, pero aunque siguen pintando muy feo, tienen otro aspecto puestos en una gráfica, y al mirarla se me ha encendido una bombillita que a lo mejor funciona, no diré más ;-)
En la universidad, los viernes son otra cosa. Comí con unas compañeras (ay, ese bocadillo o esa sopa que constituye su menú cada día, todos los días, ya os lo contaré); y estuve charlando un rato (los ratos que hablan en inglés, claro, que la mayor parte del tiempo lo hacen en holandés, ya que les sale naturalmente, y no las culpo por ello).
Luego volví al trabajo, tengo mucho que leer para el master y la idea para analizar los datos sigue dando vueltas en la cabecita (-"mmm... sácame de aquí, ¡tío pesado!" –"no, te esperas, que aún estás muy verde").

Sin planearlo, a lo largo del día intercambié un par de mensajes con una chica española que vive en Lovaina (es "lovainesa veterana", o sea que lleva algún tiempo establecida aquí), a la que no conocía de nada hasta ayer, salvo por que ella también lleva un blog sobre sus experiencias belgas.
Yo sabía que se estaba gestando una quedada "general" de bloggers españoles residentes en Bélgica y que iba a tener lugar en Bruselas el día 14, de hecho me había apuntado ya con todo el morro, a pesar de ser bisoño en el tema; lo que no sabía es que, dado que estaban previstas algunas ausencias, se había improvisado otra quedada (un "ensayo general", le llamaban algunos) para la noche de ayer. No pudo llegar en mejor momento la providencial invitación, supongo que es así como vienen las cosas cuando tu vida está un poco desordenada :-D



Pues a Bruselas que me fui con ella, y allí nos reunimos con otros bloggers, a alguno de los cuales sigo con cierta frecuencia (se hace raro, eso de leer acerca de la vida de alguien en un blog, y luego conocerla en persona). Soy sincero: no me atrevo a hacer una lista de los presentes porque fueron muchos nombres de golpe y temo pasar por alto a alguien :-S
Como no podía ser menos, allí se comieron los tradicionales cucuruchos de frietjes (que es ya para algunos como una especie de rito eucarístico), y acto seguido cayeron un par de cervezas (bueno, eso para los que podían tomarlas, claro). No fue una noche larga, al menos para mí (era viernes, estaba cansado), pero estuvo tranquila y agradable. Me reconfortó comprobar cómo existe una red social de personas que, encontrándose en el extranjero (aunque para muchos esta es ya "su casa"), se dan apoyo mutuo y se ayudan incluso sin conocerse en persona (blog mediante). Supongo que porque todos saben que han pasado por las mismas situaciones y tienen cosas que compartir. Me dejó buen sabor de boca la experiencia.
El 14 de marzo es la quedada "oficial", a la que acudirán otros ilustres bloggers españoles expatriados en esta tierra llana de coles y de monjas. Y pretendo acudir a la llamada para conocerlos a todos. Ya os contaré lo que se pueda contar.

Por cierto, hoy está haciendo un día soleado y nada frío :-D

viernes, 27 de febrero de 2009

Uno de "esos" días

Ayer fue uno de esos días de los que espero no tener muchos.
Me levanté de la cama y vi un panorama como este:


Estuve un rato trabajando en casa, ese eufemismo para indicar que me daba una pereza enorme salir. Además, aún no os lo he explicado, los jueves son "día de trabajar en casa" por tradición en nuestro equipo, lo que significa que la mayoría de los compañeros no iban a estar en la universidad. Pero yo tenía que ver cómo iban los datos de mi primer experimento, así que le eché valor y me acerqué a la facultad.
Llegué mojado y tiritando casi, y eso que realmente no hacía mucho frío. Miré los datos que hay de momento, y van como el culo. Directamente mi experimento no vale ni para contárselo a los jubilados en la cola de la pescadería. Por si no estaba ya un poquillo depresivo el día, esto me dejó chafado. No es bueno que los demás pongan en uno expectativas demasiado elevadas.
Cuando me dio un poco de hambre, no me importó caminar un poquito para visitar la bocatería de María, una malagueña que lleva en Bélgica la friolera (nunca mejor dicho) de diez años y que ha formado familia aquí y todo. Así al menos estuve charlando un poco con ella y con Paco, otro malagueño en esta tierra que trabaja haciendo bocadillos (por cierto, no están nada mal y tienen tortilla de patata). Así me distraje un rato.
Luego me volví a la facultad y no tenía ganas de trabajar. Dediqué la tarde a hacer un trabajo del master, y al final estaba tan rayado que me cansé de ello, y lo envié para corregir directamente, tal como estaba. Ya me daba igual todo.
Cuando oscureció (pronto, como siempre), hice el camino de vuelta a casa, que no es corto, y cené un par de salchichas y poco más porque no tenía ganas de hacer nada.
Skypeé un rato con la familia, chateé otro poco con los amigos... ¡Vaya! Al final parece que voy a tener visita en semana santa, y la noticia me animó un poquillo.

Y cuando me fui a la cama y me dí cuenta de que prácticamente todas las interacciones sociales que había tenido fueron a través de internet... Pensé: Mañana será otro día.
Pero de momento no ha empezado de forma tan distinta. Llueve más fuerte.


Que nadie se preocupe, sólo son días. "Ese" tipo de días. Pero como todos los demás tipos de días, pasan ;-)
Que sepáis que os echo de menos, tanto en "esos" días, como en los que disfruto a tope.

jueves, 26 de febrero de 2009

El complejo

El otro día estuve leyendo una entrada en Distorsiones, un interesante blog donde suele escribir un español residente en Holanda. En dicha entrada, titulada "Gezellig", se resaltaba el buen talante de los empresarios holandeses en su trato con los empleados (entre otros ejemplos), contraponiéndolo al "se hace como yo lo digo porque yo lo digo" tan común en España. El Gezellig (traduzco como "agradable" o "acogedor") consiste en esforzarse por promover el buen ambiente entre los ciudadanos, ser cívico, sociable, considerado, abierto... Es algo a lo que, por lo que cuenta el blogger, dan mucha importancia en Holanda, incluso a nivel profesional. Una actitud que, de nuevo según el mismo blogger, cuesta encontrar en España en la misma magnitud.

Y leer sobre todo esto me ha hecho pensar. En lo ciegos que somos a veces las personas, y cómo nos manipulan los estereotipos. No pongo en duda ni una de las afirmaciones de Sulaco, autor del blog Distorsiones. Seguramente él ha vivido las cosas tal y como las ha contado. Pero su reflexión me ha dado pie a pensar acerca de los tópicos internacionales.
Desde hace ya bastante tiempo me he hecho consciente de un complejo que arrastra buena parte de los españoles, especialmente los menos viajados (o los que no tratan con otras culturas a menudo). Y es que nos infravaloramos. Sobre todo al compararnos con países como Holanda, Bélgica, Alemania, Suecia. Nos creemos que nuestros políticos son los más chorizos y sinvergüenzas, que nuestros empresarios son los más rufianes y explotadores. Que nosotros mismos somos los más paletos, ignorantes, envidiosos e incívicos. O que la picaresca española es algo más que un tópico literario y está generalizada. Sale un escándalo político en el ámbito nacional, y la reacción inmediata es resignarse: "¿de qué nos asombramos? Esto sólo puede pasar en este país". O nos enteramos de una iniciativa chupi-guay (ecologista, solidaria, lo que sea) con origen extranjero, y pensamos que no se podría implantar en nuestra tierra "esto en España no duraría ni diez días". Porque aquí, todos lo sabemos, la gente es mala, envidiosa, cafre, cortoplacista y corruptible.
La otra cara de la misma moneda es que idealizamos lo que viene de fuera: "por supuesto que este nuevo gadget que he comprado funcionará: ¡es alemán! Allí sí que se toman el trabajo en serio". Resumiendo: los "europeos" (se suele excluir a los países mediterráneos en este tópico tan injusto) son más trabajadores, cultos, cívicos, ecologistas y concienciados que los españoles, y sus políticos menos corruptos, más eficaces y transparentes. Los hombres son altos y rubios y atléticos, y las mujeres, como todas las nórdicas, tienen unas medidas de vértigo (permítanme un irónico ¡ja!).
Ojo, que yo mismo me incluyo en el lote. Suelo decir que, cuando viajo al extranjero, me transmuto en un clon de Paco Martínez Soria, sólo me faltan la boina y gallina bajo el brazo, y cuando veo dos rascacielos juntos ya me creo que estoy en Manhattan :-P
Y luego, con el contacto, viene la sorpresa. Porque cuando pasas cierto tiempo en ese otro país al que has idealizado, o tratas con gente de ese otro país (o simplemente te mantienes informado acerca de su realidad), adviertes la verdad, tan sencilla y obvia que te sientes idiota por no haberlo pensado antes (a lo mejor soy yo el único idiota). Y la verdad se resume con el dicho: "en todas partes se cuecen habas". Yo ya me caí del burro hace unos años, por suerte. Y ahora os lo cuento.



Desde que estoy en Bélgica, me he llevado muchos berrinches y decepciones que seguramente me habría ahorrado en mi tierra. Pásmate: ¡Hay aspectos en las que les ganamos! Tienen muchas cosas absurdas e inexplicables los belgas que, a mi juicio, nosotros resolvemos de forma más eficaz, o más cómoda. Por supuesto, habrá otros tantos aspectos en los que nos llevan ventaja, y no lo voy a negar. No es cuestión de hacer un concurso de a ver quién mea más lejos.
La segunda conclusión de mi reflexión, y la más interesante o la menos trivial, es que, a veces, hacer las cosas bien no es tan fácil como puede parecer. Porque ni salen bien en casa, ni salen bien fuera de casa. Aquí también hay contaminación galopante, gobiernos que dan risa, burocracia ridícula. Aquí también hay políticos corruptos, tontainas buenrollistas, envidiosos de lengua venenosa, guarros e incívicos de todo pelaje... Esa gente que muchos creen que sólo existe de los Pirineos para abajo. Y no os creáis, aquí en la refinada "Europa" cuecen las habas a calderadas, como continua el mentado dicho. No hace falta ponerse a buscar mucho para dar con un antipático o un vago que te deshace en pedazos el tópico del "europeo" perfecto. La cuestión es: ¿Y qué? ¿Qué esperabas? Si alguien creyó en la existencia de superhombres y supermujeres, estaba equivocado. A veces las diferencias culturales nos llevan a conclusiones engañosas, pero un examen más atento revela que no somos tan diferentes: lo que se destruye es el tópico, no el hecho, comprobable y comprobado, de que encontrarás algunas personas bienintencionadas, cívicas, trabajadoras e inteligentes allí donde vayas, según la situación y momento particulares. Ya está bien de infravalorarnos.

Ah, y añado, ya en el mismo paquete, que no todos esos tópicos infundados son idealizaciones, atribuciones de cualidades positivas. No paso por alto que a veces sucede justo lo contrario. Que levante la mano quien no tenga una opinión general negativa de ciertos países, y por evitarme demasiados problemas pienso en uno sólo: EEUU. Seguro que no será la primera vez que lo oigáis si digo que todos los estadounidenses son incultos, gordos, egoístas... Pero basta con conocer, y tratar si acaso ligeramente, a unos pocos ejemplares de esa muestra para descubrir que todos estos tópicos, positivos y negativos, quizá encierran un núcleo de verdad a veces, pero en todo caso lo envuelven seguidamente en generalizaciones indiscriminadas y creencias sin ningún fundamento. Y tened en cuenta que, en el plano social, todas las generalizaciones llevan un puntito de injusticia, así que hay que utilizarlas sabiamente y en contadas ocasiones. Los tópicos pueden, sí, hacer daño.

Mi actitud es la del término medio, como podéis ver. Ningún país es habitado por superhombres, ni por escoria (aunque a veces generalicemos, hagámonos conscientes de que las generalizaciones en el nivel social tienden a ser injustas). No espero, ni creo justificado, que los "europeos" que ahora me rodean me miren por encima del hombro ni me den lecciones de nada (no os sorprendáis: algunos de ellos nos tratan así a los "del sur", lo cual me cabrea un poco). Pero cuidado, tampoco creo que nosotros podamos ni debamos hacer lo mismo con ellos. Esto lo añado porque también hay otra variante de iluso que se cree que eso tan frecuentemente cierto de "como en mi casa, en ningún sitio" se debe aplicar obligatoriamente a las casas de los demás. Y entonces la comida belga es una mierda porque no tienen MI jamón serrano, y las playas francesas son unos barrizales asquerosos comparadas con La Concha de MI Donosti... Y no es que no puedas llevar razón a veces, pero si vas siempre con esa actitud te vas a perder enseñanzas muy útiles y experiencias enriquecedoras. Además de lo ridículo que queda cuando te topas con un extranjero que tiene exactamente el mismo prejuicio que tú. Hay que abrir la mente, incluso cuando no hay nada dentro.

Ya os contaré otro día qué cosas he visto aquí de las que creo que deberíamos aprender nosotros. Y también, por equilibrar el asunto, en qué otras cosas creo que definitivamente les damos sopas con honda: ¡Es la fuente de mis cabreos diarios!
No está mal el ladrillo que os he escrito, a la hora del café :-D

Crédito de la imagen: [a]news frontier (José María Siles)

miércoles, 25 de febrero de 2009

(Auto)regalito

Hoy me he puesto muy contento.
Como ya imaginaréis, en el vuelo hasta aquí llevaba las maletas bastante apretadas con las cosas básicas para sobrevivir, así que no hubo demasiado espacio para libros (aun así me traje un par de ellos). Y es algo que se echa en falta en una casa, ¿dónde están los libros?
Afortunadamente, hoy me ha llegado un paquetito del Sr. Amazon con este contenido que podéis ver en la foto:


Sí, no está mal, y además había unos cuantos libros muy recientes, y nuevos o en perfecto estado, por un precio bastante apañado. Debe de ser la crisis en los EEUU.
Para los interesados en el tema, pongo las referencias:

  • Gibbs, R. W. Jr. (2005). Embodiment and Cognitive Science. New York: Cambridge University Press.
  • Gopnik, A., & Schulz, L. (2007). Causal Learning. Ney York: Oxford University Press.
  • Lakoff, G., & Núñez, R. E. (2000). Where Mathematics Come From. New York: Basic Books.
  • Pecher, D., & Zwaan, R. A. (2006). Grounding Cognition. New York: Cambridge University Press.
  • Semin, G. R., & Smith, E. R. (2008). Embodied Grounding. New York: Cambridge University Press.
  • Sloman, S. (2005). Causal models. Ney York: Oxford University Press.
  • Sun, R. (2008). The Cambridge Handbook of Computational Psychology. New York: Cambridge University Press.

Vale, ya sé que soy un pesado con el tema de la embodied cognition, pero a estas alturas leer de ese tema se ha convertido para mí en el sustituto de la novela y la literatura de ocio. Es que no puedo parar, y me da igual que unos textos repitan básicamente lo que dicen otros: En cuanto sé que Glenberg, o De Vega, o Varela, o alguno de los gurús de ese campo ha sacado un capitulillo (repitiendo lo mismo de siempre) en algún libro, empiezo leyéndome el capítulo... ¡Y acabo comprando el libro! Sí, incluso después de haber leído antes la mitad de los capítulos en PDF. ¡Qué chollo soy para las editoriales! No sé si la embodied cognition me valdrá para algo útil en la vida, pero oye, me lo paso bien y mientras me dure la juventud, leña al mono que es de goma :-)
Además de eso, también me están surgiendo nuevos intereses de lectura a partir de lo que estamos viendo en el máster de metodología, pero de momento todo lo que he leído han sido PDFs sueltos, nada para reseñar aquí.
Y, por último, al mismo tiempo ando enfrascado poniéndome al día con la literatura del tema que he escogido para empezar a investigar (por cierto, ya tengo los primeros datos), así que como imaginaréis parezco una rata de biblioteca, según me dé el día.

Bueno, pues estos que os he presentado son los pioneros que casi-inaugurarán esa especie de estantería que tengo y que no inspira mucha confianza (de verdad, parece que va a caerse de un momento a otro, un día de estos la relevo por una Expedit). Ahora ya sólo necesito tiempo libre y voluntad para acabármelos todos, que igual no es antes de dos años :-D

martes, 24 de febrero de 2009

Alojamiento en Lovaina

Pues algo tendré que deciros al respecto. Lo primero, que en la universidad tienen un servicio de asistencia en la búsqueda de alojamiento de lo más majo, además de asesorarte sin complicarte la vida. Lo segundo, que el mercado de viviendas en Lovaina es bastante distinto del que hay en otros lugares. Antes de empezar a buscar, yo tenía la idea de buscar un piso compartido, al estilo de lo que solemos hacer en España: 3 ó 4 estudiantes en un piso de otras tantas habitaciones, compartiendo los espacios comunes que vienen a ser el salón, la cocina y el baño.
Pinta bien, ¿eh? Pues nada. La ciudad es pequeña y tiene muchos estudiantes, así que no hay pisos compartidos (o no son nada comunes, yo al menos no he visto ninguno), y para la gente como yo la oferta se reduce, en la práctica, a dos tipos de alojamiento:

-Habitaciones: Es un espacio minúsculo, pero es tu espacio. ¿De qué te quejas? Te caben un catre medio oxidado y una silla. Las habitaciones se agrupan por docenas en lo que se llaman 'kot', que para mí viene a significar algo así como un termitero. Imaginaos 8 ó 10 habitaciones (hay kots con dos o tres veces más habitaciones), sin salón, compartiendo una cocina comunal y un par de duchas y WCs. Lo bueno es que son muy baratos, y que tienes ambiente (sospecho que a veces más ambiente del que uno desearía si quiere estar tranquilo). Lo malo, que al menos en mi caso podría degenerar en instintos asesinos :-P
Reconozco que algunos de los kots no están mal sobre el papel, tienen habitaciones razonablemente amplias y hay suficientes duchas y retretes como para no tener que pelearte salvo en las horas punta. Pero añado que los que yo he visitado no me han gustado nada. Será que tengo el morro fino. No me importa compartir cocina, baño y sala de estar con unas pocas personas, pero llegar "a casa" y contemplar una cocina no precisamente grande que es utilizada a diario por 15 estudiantes, y que además es el único espacio donde supuestamente se coincide (aparte del baño, que da para escribir otra biblia)... no es un espectáculo maravilloso (y he visto unas cuantas). Creo que viviría en un kot si fuera a quedarme sólo unos meses, pero una estancia tan prolongada, a mi edad, en un sitio como ése... Uf. Necesito más comodidad.

-Estudios: La cosa cambia. Son habitaciones mucho más espaciosas, con baño privado, y los hay con cocina privada, o bien compartida con una o dos personas más. Debe de haber por ahí auténticas pocholadas, pero también he visitado mucho cuchitril como consecuencia, seguramente, de haber llegado a la ciudad en el mes en el que todo lo bueno ya está cogido. Otro punto negativo es que se pierde ese ambientillo de convivencia al estar cada uno en su espacio. También son bastante más caros que los kots, pero comparado con Bilbao esto es una ganga.

Así que sin dudarlo mucho me fui directo a por los estudios. Visité cuatro, y al final me quedé con uno que está en las afueras. Realmente es una casa de dos pisos a 20 minutos andando desde la facultad. El dueño y su familia viven en la planta baja aunque no les veo nunca, y yo dispongo de una habitación enorme y un baño inmenso (con bañera). La cocina es compartida con otra chica que se supone vive en la puerta de al lado, pero de la que no he visto ni rastro en este tiempo (creo que dejó de estudiar, no sé si se habrá ido ya definitivamente o planea volver).
Esto significa que estoy solo. Tengo espacio de sobra para mí (hemos dormido 4 personas en esta habitación y todavía caben más), y bastante intimidad, lo cual es cómodo. Estoy a gusto de momento, y no me parece demasiado caro.



Vale, sigo diciendo que para mí lo ideal, al menos hasta que me haga a la nueva situación, habría sido compartir piso con una o dos personas, disponiendo como mínimo de una salita de estar común, de forma que puedes hacer algo de convivencia social sin estresarte (así estuve en Londres y tengo muy buenos recuerdos). Un término medio entre el "termitero" y la guarida solitaria. Pero cuando no hay más, contigo, Tomás. Aunque me sienta un poco solo, ¡qué narices!, me gusta mi estudio. Ahora mismo estoy comprándole cositas para ponerlo más confortable (cuando llegué estaba casi vacío), así que podéis imaginar que me sé el catálogo de IKEA de memoria ;-) ¡Os pondré fotos de lo que vaya amueblando!

sábado, 21 de febrero de 2009

Bicicletas

Una de las cosas que sorprende de Lovaina es la enorme cantidad (a veces absurda) de bicicletas que se mueven por todas partes. Uno piensa en las ventajas con respecto a los vehículos a motor, más contaminantes, y ciertamente se convence de que Lovaina es una ciudad ecológica (en este sentido). Luego vienen los peros: ciclistas a toda leche saltándose los semáforos, o bien oliéndole el cogote a los peatones en esas aceras minúsculas y hechas una pena... Supongo que retrasar el cambio climático compensa todas esas incomodidades. Y lo cierto es que aquí todo el mundo va en bicicleta, desde los chavales camino de la escuela hasta los viejecillos con la bolsa de la compra. No es una cosa de edades, ni de nivel adquisitivo.

Y es que las facilidades para conseguir una bicicleta son también a tener en cuenta. Por muy poco dinero puedes alquilar una en el servicio VELO, y ya estás listo para echar a rodar. Ahora os habréis dado cuenta de que, en Lovaina, caminar es de pringados y losers, y os preguntaréis por qué yo aún no tengo una bicicleta, si tan sencillo me lo ponen. Bueno, la respuesta es sencilla aunque un poco vergonzante: estoy esperando a que avance un poco el invierno. Si ya paso frío, forrado como voy por la calle, no quiero imaginar lo que tiene que ser ese viento congelado pegándome en la jeta a toda velocidad. Además, temo el momento, porque reconozco que mi equilibrio no puede compararse al de esa gente a la que veo llevando dos bicicletas a la vez (montado en una y haciendo rodar la otra al lado con una mano), o hablando con el móvil, ¡o escribiendo un SMS! :-S



Toda esta situación hace que el delito más habitual en Lovaina sea, precisamente, el robo de bicicletas. Así que la gente siempre bloquea convenientemente la rueda trasera de su bici con una cadena. Al principio me sorprendió que no las atasen también a ninguna estructura fija en el suelo (como una farola), que es lo normal en Bilbao, pero debe de ser que hay taaanta bicicleta que las tienen que dejar tiradas por ahí la mitad de las veces, hasta haciendo montones. Por supuesto, eso significa que puedo llevarme una bicicleta a cuestas y desbloquear la rueda trasera en casa con un clip de sujetar papeles. Así que visto lo visto, yo creo que la mejor estrategia para evitar que te roben es tener una bicicleta fea ;-) Lo tendré en cuenta para cuando me busque una (lo cual pienso hacer en cuanto mejore el tiempo).

Lovaina: An overview

Toca hablar de la ciudad que ahora me acoge. Sólo quiero daros una visión muy general para que os hagáis una idea los que no habéis venido aún. Lovaina, o Leuven, en holandés, es la capital de la provincia del Brabante flamenco e, incluyendo en el cómputo los municipios que entran dentro del territorio urbano (Heverlee, Kessel-Lo, etc.), andará por los 90.000 habitantes, lo cual deja a mi pequeño Bilbao (350.000 habitantes, 850.000 si contamos el area metropolitana) como una gran metrópolis (todos los datos sacados de Wikipedia, claro).

Se trata de una genuina ciudad universitaria. Aquí todo gira en torno a la universidad y a sus estudiantes, y eso se nota bastante. Mucha gente joven en la calle, y muy poca los domingos por la mañana :-D
Aunque otras instituciones también están presentes en Lovaina, la universidad del lugar es la Katholieke Universiteit Leuven, o KUL para los amigos, donde yo estoy trabajando. Es una de las más antiguas de Europa y tiene ex-alumnos insignes como Erasmo de Rotterdam. Realmente los edificios universitarios (facultades, oficinas) están repartidos por toda la ciudad y los alrededores, así que se puede decir que Lovaina es como el campus de la KUL a lo grande. Y así debe ser, puesto que una buena parte de la población de Lovaina son los propios estudiantes. Según Wikipedia, rondan los 20.000 matriculados en los cursos de grado, una cifra que daría vértigo a más de un rector que yo me sé.

Para los que gustamos de la noble afición al sight-seeing, lo que toda la vida se ha llamado turisteo de foto, Lovaina cuenta con un par de lugares realmente encantadores, especialmente la plaza mayor, o Grote Markt, con el imponente ayuntamiento, debe ser y es fotografiada desde todos los ángulos por cada uno que nos dejamos caer aquí.
Pero aparte del prestigio universitario, que es una de las cosas que me ha traído hasta este lugar, hay dos cosas por las que Lovaina es famosa hoy: fiesta y cerveza. El Oude Markt, o plaza antigua, es mundialmente conocido como "la barra más larga de Europa", por la cantidad de bares y pubs que lo rodean. Por las noches hay bastante ambientillo. En cuanto a la cerveza, parece ser que, si en España cada pueblo tiene su equipo de fútbol, en Flandes cada pueblo tiene su cerveza, y la típica de Lovaina es una de las más antiguas, Stella Artois (me han dicho que no es precisamente buena pese a su popularidad). Tengo programada una visita a la fábrica donde la hacen para la semana que viene, ya os contaré qué tal.


Ayuntamiento de Lovaina, o Stadhuis.

Pero qué os voy a decir. A pesar de ser una ciudad con ambiente nocturno, sigue siendo un pueblito. Que esté casi pegada a Bruselas (15-20 min en tren) y razonablemente bien comunicada no evita que me sienta un poco encerrado a veces. Si ya Bilbao me parecía una birria de ciudad (aunque cada vez más bonita, es cierto), Lovaina se me queda un poco pequeña y en ocasiones deprime un poco, sobre todo esas tardes entre semana, en las que no hay tiendas abiertas ni nadie en la calle, oscurece pronto (a las 17:30) y hace mucho, mucho frío. No te queda más que irte a casa, cenar y dormir. De los horarios europeos ya hablaré en otra ocasión, que tengo ganas. Supongo que es cuestión de adaptarse, y yo acabo de llegar como quien dice. Además, también tienen su lado bueno.

Crédito de la imagen: Wikipedia (bajo licencia GNU).

viernes, 20 de febrero de 2009

El idioma

Bien, primera dificultad que me encontré al venir a Lovaina, que a la hora de la verdad no lo es tanto. Y lo que me gusta quejarme...
Llegas a la universidad por la mañana, te encuentras a una compañera por el pasillo, y sin darle tiempo a reaccionar le espetas:

"Jode morjen!"

...Queriendo decir "Buenos días". Y entonces la santa mujer, en vez de darte una bofetada como estaréis esperando, se contiene la risa y con toda la paciencia del mundo te da una pequeña lección para mejorar tu pronunciación en flamenco. Porque sí, ese saludo mañanero ha pretendido ser un intento de interaccionar con otra persona mediante el idioma flamenco, u holandés (o neerlandés, o Dutch).

Antes de venirme a Lovaina, cuando comentaba entre los amigos, familiares y conocidos que me habían dado una beca para pasar dos años en Bélgica investigando (o muriendo en el intento), casi todos me preguntaban que a ver qué tal llevaba el francés. Y no, listillos, no era ninguna broma sexual chusca sobre becarios. Es que realmente no toda la gente de mi entorno conoce a fondo la compleja, por no usar una palabra más dura, situación lingüística en estas tierras.
Actualmente, en el pueblo belga conviven (quizá es mucho decir) dos comunidades bien diferenciadas culturalmente y sobre todo lingüísticamente, a saber:
a) los valones, que hablan un idioma similar al francés y ocupan el sur del territorio, tradicionalmente más rural y menos industrializado; y...
b) los flamencos: que no, ni son rosas ni vuelan, ni dan palmas en un tablao a menos que se hayan pasado con la Leffe. Éstos son culturalmente más cercanos a los holandeses, y de hecho su lengua es un dialecto del holandés, o "Dutch". Ocupan la zona norte del territorio (Flandes), y son famosos, entre otras muchas cosas, ¡por la espectacular cerveza de abadía!
Aviso para turistas ocasionales: El tema político es mejor ni mentarlo, yo todavía no me he atrevido a hacer ni la más inocente pregunta entre los compañeros.


Previsible: Buscas una imagen de "flamenco", y aparece ¡Paco de Lucía! (aunque aquí salga muy serio)

Pero el caso es que mucha gente desconoce, u olvida, que una gran comunidad de belgas tienen como lengua el holandés. Y Lovaina, o Leuven, como se dice aquí, es un pueblito muy cerca de Bruselas, en la zona flamenca de Bélgica. Así que lo primero que notas cuando llegas aquí es que la gente habla raro. Todavía no me he acostumbrado a la sonoridad del Dutch (esas jotas, esas erres). Y tampoco el idioma escrito parece más descifrable (esa manía de juntar las palabras en una, como en alemán, esa inexplicable afición a las letras dobles y a las cadenas de más de ocho consonantes seguidas). Se da uno un paseo por la Grote Markt y queda abrumado por los sonidos que salen de toda laringe ajena; o se pone uno a escrutar con ojos entrecerrados la carta de un restaurante, y le queda una sensación como de estar leyendo pasajes del Necronomicón en versión original.
Huelga decir que, con dos años por delante, planeo tomar clases de holandés porque, lo reconozco, soy un obsesivo que no puede convivir cada día con algo que no comprende :-D

Pero mientras tanto, como decía, la dificultad de vivir en un idioma distinto aparenta ser mayor de lo que luego es. Es cierto que Lovaina es ciudad de estudiantes (y de monjas y de cerveza, reza el dicho) y que por eso hay mucho extranjero. Pero tanto en éste como en otros pueblos de la zona, prácticamente todo hijo de vecino habla un inglés más que correcto, envidiable. Más aún: es habitual que la gente sepa también manejarse estupendamente con el francés, o con el alemán, y algunos te pueden decir cuatro frases en español (impagable, lo de "¿como está usted?" medio masticado). En eso de los idiomas, se nota que están a años luz por delante de nosotros.
Reconozcamos, por ser justos, que el holandés se parece bastante al inglés en muchos aspectos y eso les facilita las cosas, pero en cualquier caso es un mérito que no voy a negarles. Muy pocas veces he tenido que salir de una tienda, un restaurante, o una oficina, por no poder entenderme en inglés (sólo en alguna contada ocasión me he topado con los pocos que no sabían hablarlo). Más bien al contrario, me he sentido avergonzado porque en el trabajo todos hablan inglés por mí, porque estoy allí y es la única manera que tengo de comunicarme con ellos... ¡Pero luego su inglés es mil veces mejor que el mío! Así que bueno, esto es un acicate más para que me ponga a practicar duro con los idiomas: el inglés, ¡y también el holandés, que no me olvido!

Crédito de la imagen: Kornell, en Wikipedia, distribuído mediante CC.

jueves, 19 de febrero de 2009

Aquí comienzo

Muy bien, llega el momento. Cargado con tu título de doctor y dosis de ilusión considerables, decides que quieres vivir haciendo lo que te gusta, investigar. Solicitas una beca postdoctoral y te marchas al extranjero. En este caso, Lovaina (Leuven, en inglés y en el idioma local), una ciudad muy cerca de la capital de Bélgica, Bruselas. Y entonces te percatas del gran cambio que supone vivir en el extranjero, y en una ciudad como ésta.
En este mes largo que he estado viviendo en Lovaina, y aún con dos años de estancia por delante (cómo mínimo), me he llevado sorpresas, decepciones, cabreos, también muchas alegrías... En fin, experiencias buenas y malas, derivadas del contraste con mi anterior hogar y trabajo, y que he decidido que quiero registrar en esta especie de diario online que es el presente blog.
En parte, la existencia de este blog obedece a mi deseo de mantener a mi gente informada de cómo van las cosas. Al mismo tiempo, el cuerpo me pide llevar este registro, poner por escrito ese apunte tonto que me ha venido a la cabeza y que se disolverá en un segundo.
¿Y por qué hacerlo online, y público? Algunas de mis aventuras y reflexiones pueden ser interesantes, quizá, sólo para mis amigos y mi familia. Otras pocas podrían ser útiles para quien se encuentre o prevea encontrarse en situaciones similares a la que estoy viviendo. Inspirado por algunos blogs que nacen con ese espíritu de revelar experiencias vitales (One year in Leuven, No sólo coles, Erasmus en Lovaina), de los cuales, por cierto, he obtenido información muy útil para moverme estas primeras semanas (qué tiendas son las más baratas, cómo buscar una casa, etc.), me he decidido a crear este espacio para contaros, si queréis, algunas de mis vivencias y pensamientos como investigador post-doctoral en Lovaina. De momento, es una dosis de exhibicionismo que puedo tolerar.
No me he puesto metas al crear este blog. Voy a escribir cuando me apetezca, sobre lo que me apetezca y en la cantidad que me apetezca, y hasta que me canse de mantener el sitio; y todo esto, claro, también va a depender de la acogida que tenga entre los míos esta iniciativa.
En cualquier caso, estáis todos invitados a leerme, y también a pasar de largo si no os interesa. Soy completamente consciente de la intrascendencia de lo que va a llenar estas páginas, de lo obviables que serán las aventuras de un tipo normal en una situación no tan interesante después de todo, así que quedáis advertidos: no busquéis aquí contenido maravilloso, este blog es otra cosa.