sábado, 28 de febrero de 2009

Somos muchos y estamos en todas partes

El encuentro fue breve e inesperado, pero llegó en el momento más oportuno.

Ya sabéis que andaba con una semana un poco tristona. Tampoco era para tanto, ojo, pero estas sensaciones se acentúan cuando estás lejos de casa, el clima es el que es (¡maldito!), vives totalmente solo y tus verdaderos amigos están a muchos kilómetros. Es comprensible tener días melancólicos, ¿no os parece?
El caso es que el viernes no estaba marchando tan mal. Todavía no sé por dónde coger mis datos experimentales, pero aunque siguen pintando muy feo, tienen otro aspecto puestos en una gráfica, y al mirarla se me ha encendido una bombillita que a lo mejor funciona, no diré más ;-)
En la universidad, los viernes son otra cosa. Comí con unas compañeras (ay, ese bocadillo o esa sopa que constituye su menú cada día, todos los días, ya os lo contaré); y estuve charlando un rato (los ratos que hablan en inglés, claro, que la mayor parte del tiempo lo hacen en holandés, ya que les sale naturalmente, y no las culpo por ello).
Luego volví al trabajo, tengo mucho que leer para el master y la idea para analizar los datos sigue dando vueltas en la cabecita (-"mmm... sácame de aquí, ¡tío pesado!" –"no, te esperas, que aún estás muy verde").

Sin planearlo, a lo largo del día intercambié un par de mensajes con una chica española que vive en Lovaina (es "lovainesa veterana", o sea que lleva algún tiempo establecida aquí), a la que no conocía de nada hasta ayer, salvo por que ella también lleva un blog sobre sus experiencias belgas.
Yo sabía que se estaba gestando una quedada "general" de bloggers españoles residentes en Bélgica y que iba a tener lugar en Bruselas el día 14, de hecho me había apuntado ya con todo el morro, a pesar de ser bisoño en el tema; lo que no sabía es que, dado que estaban previstas algunas ausencias, se había improvisado otra quedada (un "ensayo general", le llamaban algunos) para la noche de ayer. No pudo llegar en mejor momento la providencial invitación, supongo que es así como vienen las cosas cuando tu vida está un poco desordenada :-D



Pues a Bruselas que me fui con ella, y allí nos reunimos con otros bloggers, a alguno de los cuales sigo con cierta frecuencia (se hace raro, eso de leer acerca de la vida de alguien en un blog, y luego conocerla en persona). Soy sincero: no me atrevo a hacer una lista de los presentes porque fueron muchos nombres de golpe y temo pasar por alto a alguien :-S
Como no podía ser menos, allí se comieron los tradicionales cucuruchos de frietjes (que es ya para algunos como una especie de rito eucarístico), y acto seguido cayeron un par de cervezas (bueno, eso para los que podían tomarlas, claro). No fue una noche larga, al menos para mí (era viernes, estaba cansado), pero estuvo tranquila y agradable. Me reconfortó comprobar cómo existe una red social de personas que, encontrándose en el extranjero (aunque para muchos esta es ya "su casa"), se dan apoyo mutuo y se ayudan incluso sin conocerse en persona (blog mediante). Supongo que porque todos saben que han pasado por las mismas situaciones y tienen cosas que compartir. Me dejó buen sabor de boca la experiencia.
El 14 de marzo es la quedada "oficial", a la que acudirán otros ilustres bloggers españoles expatriados en esta tierra llana de coles y de monjas. Y pretendo acudir a la llamada para conocerlos a todos. Ya os contaré lo que se pueda contar.

Por cierto, hoy está haciendo un día soleado y nada frío :-D

viernes, 27 de febrero de 2009

Uno de "esos" días

Ayer fue uno de esos días de los que espero no tener muchos.
Me levanté de la cama y vi un panorama como este:


Estuve un rato trabajando en casa, ese eufemismo para indicar que me daba una pereza enorme salir. Además, aún no os lo he explicado, los jueves son "día de trabajar en casa" por tradición en nuestro equipo, lo que significa que la mayoría de los compañeros no iban a estar en la universidad. Pero yo tenía que ver cómo iban los datos de mi primer experimento, así que le eché valor y me acerqué a la facultad.
Llegué mojado y tiritando casi, y eso que realmente no hacía mucho frío. Miré los datos que hay de momento, y van como el culo. Directamente mi experimento no vale ni para contárselo a los jubilados en la cola de la pescadería. Por si no estaba ya un poquillo depresivo el día, esto me dejó chafado. No es bueno que los demás pongan en uno expectativas demasiado elevadas.
Cuando me dio un poco de hambre, no me importó caminar un poquito para visitar la bocatería de María, una malagueña que lleva en Bélgica la friolera (nunca mejor dicho) de diez años y que ha formado familia aquí y todo. Así al menos estuve charlando un poco con ella y con Paco, otro malagueño en esta tierra que trabaja haciendo bocadillos (por cierto, no están nada mal y tienen tortilla de patata). Así me distraje un rato.
Luego me volví a la facultad y no tenía ganas de trabajar. Dediqué la tarde a hacer un trabajo del master, y al final estaba tan rayado que me cansé de ello, y lo envié para corregir directamente, tal como estaba. Ya me daba igual todo.
Cuando oscureció (pronto, como siempre), hice el camino de vuelta a casa, que no es corto, y cené un par de salchichas y poco más porque no tenía ganas de hacer nada.
Skypeé un rato con la familia, chateé otro poco con los amigos... ¡Vaya! Al final parece que voy a tener visita en semana santa, y la noticia me animó un poquillo.

Y cuando me fui a la cama y me dí cuenta de que prácticamente todas las interacciones sociales que había tenido fueron a través de internet... Pensé: Mañana será otro día.
Pero de momento no ha empezado de forma tan distinta. Llueve más fuerte.


Que nadie se preocupe, sólo son días. "Ese" tipo de días. Pero como todos los demás tipos de días, pasan ;-)
Que sepáis que os echo de menos, tanto en "esos" días, como en los que disfruto a tope.

jueves, 26 de febrero de 2009

El complejo

El otro día estuve leyendo una entrada en Distorsiones, un interesante blog donde suele escribir un español residente en Holanda. En dicha entrada, titulada "Gezellig", se resaltaba el buen talante de los empresarios holandeses en su trato con los empleados (entre otros ejemplos), contraponiéndolo al "se hace como yo lo digo porque yo lo digo" tan común en España. El Gezellig (traduzco como "agradable" o "acogedor") consiste en esforzarse por promover el buen ambiente entre los ciudadanos, ser cívico, sociable, considerado, abierto... Es algo a lo que, por lo que cuenta el blogger, dan mucha importancia en Holanda, incluso a nivel profesional. Una actitud que, de nuevo según el mismo blogger, cuesta encontrar en España en la misma magnitud.

Y leer sobre todo esto me ha hecho pensar. En lo ciegos que somos a veces las personas, y cómo nos manipulan los estereotipos. No pongo en duda ni una de las afirmaciones de Sulaco, autor del blog Distorsiones. Seguramente él ha vivido las cosas tal y como las ha contado. Pero su reflexión me ha dado pie a pensar acerca de los tópicos internacionales.
Desde hace ya bastante tiempo me he hecho consciente de un complejo que arrastra buena parte de los españoles, especialmente los menos viajados (o los que no tratan con otras culturas a menudo). Y es que nos infravaloramos. Sobre todo al compararnos con países como Holanda, Bélgica, Alemania, Suecia. Nos creemos que nuestros políticos son los más chorizos y sinvergüenzas, que nuestros empresarios son los más rufianes y explotadores. Que nosotros mismos somos los más paletos, ignorantes, envidiosos e incívicos. O que la picaresca española es algo más que un tópico literario y está generalizada. Sale un escándalo político en el ámbito nacional, y la reacción inmediata es resignarse: "¿de qué nos asombramos? Esto sólo puede pasar en este país". O nos enteramos de una iniciativa chupi-guay (ecologista, solidaria, lo que sea) con origen extranjero, y pensamos que no se podría implantar en nuestra tierra "esto en España no duraría ni diez días". Porque aquí, todos lo sabemos, la gente es mala, envidiosa, cafre, cortoplacista y corruptible.
La otra cara de la misma moneda es que idealizamos lo que viene de fuera: "por supuesto que este nuevo gadget que he comprado funcionará: ¡es alemán! Allí sí que se toman el trabajo en serio". Resumiendo: los "europeos" (se suele excluir a los países mediterráneos en este tópico tan injusto) son más trabajadores, cultos, cívicos, ecologistas y concienciados que los españoles, y sus políticos menos corruptos, más eficaces y transparentes. Los hombres son altos y rubios y atléticos, y las mujeres, como todas las nórdicas, tienen unas medidas de vértigo (permítanme un irónico ¡ja!).
Ojo, que yo mismo me incluyo en el lote. Suelo decir que, cuando viajo al extranjero, me transmuto en un clon de Paco Martínez Soria, sólo me faltan la boina y gallina bajo el brazo, y cuando veo dos rascacielos juntos ya me creo que estoy en Manhattan :-P
Y luego, con el contacto, viene la sorpresa. Porque cuando pasas cierto tiempo en ese otro país al que has idealizado, o tratas con gente de ese otro país (o simplemente te mantienes informado acerca de su realidad), adviertes la verdad, tan sencilla y obvia que te sientes idiota por no haberlo pensado antes (a lo mejor soy yo el único idiota). Y la verdad se resume con el dicho: "en todas partes se cuecen habas". Yo ya me caí del burro hace unos años, por suerte. Y ahora os lo cuento.



Desde que estoy en Bélgica, me he llevado muchos berrinches y decepciones que seguramente me habría ahorrado en mi tierra. Pásmate: ¡Hay aspectos en las que les ganamos! Tienen muchas cosas absurdas e inexplicables los belgas que, a mi juicio, nosotros resolvemos de forma más eficaz, o más cómoda. Por supuesto, habrá otros tantos aspectos en los que nos llevan ventaja, y no lo voy a negar. No es cuestión de hacer un concurso de a ver quién mea más lejos.
La segunda conclusión de mi reflexión, y la más interesante o la menos trivial, es que, a veces, hacer las cosas bien no es tan fácil como puede parecer. Porque ni salen bien en casa, ni salen bien fuera de casa. Aquí también hay contaminación galopante, gobiernos que dan risa, burocracia ridícula. Aquí también hay políticos corruptos, tontainas buenrollistas, envidiosos de lengua venenosa, guarros e incívicos de todo pelaje... Esa gente que muchos creen que sólo existe de los Pirineos para abajo. Y no os creáis, aquí en la refinada "Europa" cuecen las habas a calderadas, como continua el mentado dicho. No hace falta ponerse a buscar mucho para dar con un antipático o un vago que te deshace en pedazos el tópico del "europeo" perfecto. La cuestión es: ¿Y qué? ¿Qué esperabas? Si alguien creyó en la existencia de superhombres y supermujeres, estaba equivocado. A veces las diferencias culturales nos llevan a conclusiones engañosas, pero un examen más atento revela que no somos tan diferentes: lo que se destruye es el tópico, no el hecho, comprobable y comprobado, de que encontrarás algunas personas bienintencionadas, cívicas, trabajadoras e inteligentes allí donde vayas, según la situación y momento particulares. Ya está bien de infravalorarnos.

Ah, y añado, ya en el mismo paquete, que no todos esos tópicos infundados son idealizaciones, atribuciones de cualidades positivas. No paso por alto que a veces sucede justo lo contrario. Que levante la mano quien no tenga una opinión general negativa de ciertos países, y por evitarme demasiados problemas pienso en uno sólo: EEUU. Seguro que no será la primera vez que lo oigáis si digo que todos los estadounidenses son incultos, gordos, egoístas... Pero basta con conocer, y tratar si acaso ligeramente, a unos pocos ejemplares de esa muestra para descubrir que todos estos tópicos, positivos y negativos, quizá encierran un núcleo de verdad a veces, pero en todo caso lo envuelven seguidamente en generalizaciones indiscriminadas y creencias sin ningún fundamento. Y tened en cuenta que, en el plano social, todas las generalizaciones llevan un puntito de injusticia, así que hay que utilizarlas sabiamente y en contadas ocasiones. Los tópicos pueden, sí, hacer daño.

Mi actitud es la del término medio, como podéis ver. Ningún país es habitado por superhombres, ni por escoria (aunque a veces generalicemos, hagámonos conscientes de que las generalizaciones en el nivel social tienden a ser injustas). No espero, ni creo justificado, que los "europeos" que ahora me rodean me miren por encima del hombro ni me den lecciones de nada (no os sorprendáis: algunos de ellos nos tratan así a los "del sur", lo cual me cabrea un poco). Pero cuidado, tampoco creo que nosotros podamos ni debamos hacer lo mismo con ellos. Esto lo añado porque también hay otra variante de iluso que se cree que eso tan frecuentemente cierto de "como en mi casa, en ningún sitio" se debe aplicar obligatoriamente a las casas de los demás. Y entonces la comida belga es una mierda porque no tienen MI jamón serrano, y las playas francesas son unos barrizales asquerosos comparadas con La Concha de MI Donosti... Y no es que no puedas llevar razón a veces, pero si vas siempre con esa actitud te vas a perder enseñanzas muy útiles y experiencias enriquecedoras. Además de lo ridículo que queda cuando te topas con un extranjero que tiene exactamente el mismo prejuicio que tú. Hay que abrir la mente, incluso cuando no hay nada dentro.

Ya os contaré otro día qué cosas he visto aquí de las que creo que deberíamos aprender nosotros. Y también, por equilibrar el asunto, en qué otras cosas creo que definitivamente les damos sopas con honda: ¡Es la fuente de mis cabreos diarios!
No está mal el ladrillo que os he escrito, a la hora del café :-D

Crédito de la imagen: [a]news frontier (José María Siles)

miércoles, 25 de febrero de 2009

(Auto)regalito

Hoy me he puesto muy contento.
Como ya imaginaréis, en el vuelo hasta aquí llevaba las maletas bastante apretadas con las cosas básicas para sobrevivir, así que no hubo demasiado espacio para libros (aun así me traje un par de ellos). Y es algo que se echa en falta en una casa, ¿dónde están los libros?
Afortunadamente, hoy me ha llegado un paquetito del Sr. Amazon con este contenido que podéis ver en la foto:


Sí, no está mal, y además había unos cuantos libros muy recientes, y nuevos o en perfecto estado, por un precio bastante apañado. Debe de ser la crisis en los EEUU.
Para los interesados en el tema, pongo las referencias:

  • Gibbs, R. W. Jr. (2005). Embodiment and Cognitive Science. New York: Cambridge University Press.
  • Gopnik, A., & Schulz, L. (2007). Causal Learning. Ney York: Oxford University Press.
  • Lakoff, G., & Núñez, R. E. (2000). Where Mathematics Come From. New York: Basic Books.
  • Pecher, D., & Zwaan, R. A. (2006). Grounding Cognition. New York: Cambridge University Press.
  • Semin, G. R., & Smith, E. R. (2008). Embodied Grounding. New York: Cambridge University Press.
  • Sloman, S. (2005). Causal models. Ney York: Oxford University Press.
  • Sun, R. (2008). The Cambridge Handbook of Computational Psychology. New York: Cambridge University Press.

Vale, ya sé que soy un pesado con el tema de la embodied cognition, pero a estas alturas leer de ese tema se ha convertido para mí en el sustituto de la novela y la literatura de ocio. Es que no puedo parar, y me da igual que unos textos repitan básicamente lo que dicen otros: En cuanto sé que Glenberg, o De Vega, o Varela, o alguno de los gurús de ese campo ha sacado un capitulillo (repitiendo lo mismo de siempre) en algún libro, empiezo leyéndome el capítulo... ¡Y acabo comprando el libro! Sí, incluso después de haber leído antes la mitad de los capítulos en PDF. ¡Qué chollo soy para las editoriales! No sé si la embodied cognition me valdrá para algo útil en la vida, pero oye, me lo paso bien y mientras me dure la juventud, leña al mono que es de goma :-)
Además de eso, también me están surgiendo nuevos intereses de lectura a partir de lo que estamos viendo en el máster de metodología, pero de momento todo lo que he leído han sido PDFs sueltos, nada para reseñar aquí.
Y, por último, al mismo tiempo ando enfrascado poniéndome al día con la literatura del tema que he escogido para empezar a investigar (por cierto, ya tengo los primeros datos), así que como imaginaréis parezco una rata de biblioteca, según me dé el día.

Bueno, pues estos que os he presentado son los pioneros que casi-inaugurarán esa especie de estantería que tengo y que no inspira mucha confianza (de verdad, parece que va a caerse de un momento a otro, un día de estos la relevo por una Expedit). Ahora ya sólo necesito tiempo libre y voluntad para acabármelos todos, que igual no es antes de dos años :-D

martes, 24 de febrero de 2009

Alojamiento en Lovaina

Pues algo tendré que deciros al respecto. Lo primero, que en la universidad tienen un servicio de asistencia en la búsqueda de alojamiento de lo más majo, además de asesorarte sin complicarte la vida. Lo segundo, que el mercado de viviendas en Lovaina es bastante distinto del que hay en otros lugares. Antes de empezar a buscar, yo tenía la idea de buscar un piso compartido, al estilo de lo que solemos hacer en España: 3 ó 4 estudiantes en un piso de otras tantas habitaciones, compartiendo los espacios comunes que vienen a ser el salón, la cocina y el baño.
Pinta bien, ¿eh? Pues nada. La ciudad es pequeña y tiene muchos estudiantes, así que no hay pisos compartidos (o no son nada comunes, yo al menos no he visto ninguno), y para la gente como yo la oferta se reduce, en la práctica, a dos tipos de alojamiento:

-Habitaciones: Es un espacio minúsculo, pero es tu espacio. ¿De qué te quejas? Te caben un catre medio oxidado y una silla. Las habitaciones se agrupan por docenas en lo que se llaman 'kot', que para mí viene a significar algo así como un termitero. Imaginaos 8 ó 10 habitaciones (hay kots con dos o tres veces más habitaciones), sin salón, compartiendo una cocina comunal y un par de duchas y WCs. Lo bueno es que son muy baratos, y que tienes ambiente (sospecho que a veces más ambiente del que uno desearía si quiere estar tranquilo). Lo malo, que al menos en mi caso podría degenerar en instintos asesinos :-P
Reconozco que algunos de los kots no están mal sobre el papel, tienen habitaciones razonablemente amplias y hay suficientes duchas y retretes como para no tener que pelearte salvo en las horas punta. Pero añado que los que yo he visitado no me han gustado nada. Será que tengo el morro fino. No me importa compartir cocina, baño y sala de estar con unas pocas personas, pero llegar "a casa" y contemplar una cocina no precisamente grande que es utilizada a diario por 15 estudiantes, y que además es el único espacio donde supuestamente se coincide (aparte del baño, que da para escribir otra biblia)... no es un espectáculo maravilloso (y he visto unas cuantas). Creo que viviría en un kot si fuera a quedarme sólo unos meses, pero una estancia tan prolongada, a mi edad, en un sitio como ése... Uf. Necesito más comodidad.

-Estudios: La cosa cambia. Son habitaciones mucho más espaciosas, con baño privado, y los hay con cocina privada, o bien compartida con una o dos personas más. Debe de haber por ahí auténticas pocholadas, pero también he visitado mucho cuchitril como consecuencia, seguramente, de haber llegado a la ciudad en el mes en el que todo lo bueno ya está cogido. Otro punto negativo es que se pierde ese ambientillo de convivencia al estar cada uno en su espacio. También son bastante más caros que los kots, pero comparado con Bilbao esto es una ganga.

Así que sin dudarlo mucho me fui directo a por los estudios. Visité cuatro, y al final me quedé con uno que está en las afueras. Realmente es una casa de dos pisos a 20 minutos andando desde la facultad. El dueño y su familia viven en la planta baja aunque no les veo nunca, y yo dispongo de una habitación enorme y un baño inmenso (con bañera). La cocina es compartida con otra chica que se supone vive en la puerta de al lado, pero de la que no he visto ni rastro en este tiempo (creo que dejó de estudiar, no sé si se habrá ido ya definitivamente o planea volver).
Esto significa que estoy solo. Tengo espacio de sobra para mí (hemos dormido 4 personas en esta habitación y todavía caben más), y bastante intimidad, lo cual es cómodo. Estoy a gusto de momento, y no me parece demasiado caro.



Vale, sigo diciendo que para mí lo ideal, al menos hasta que me haga a la nueva situación, habría sido compartir piso con una o dos personas, disponiendo como mínimo de una salita de estar común, de forma que puedes hacer algo de convivencia social sin estresarte (así estuve en Londres y tengo muy buenos recuerdos). Un término medio entre el "termitero" y la guarida solitaria. Pero cuando no hay más, contigo, Tomás. Aunque me sienta un poco solo, ¡qué narices!, me gusta mi estudio. Ahora mismo estoy comprándole cositas para ponerlo más confortable (cuando llegué estaba casi vacío), así que podéis imaginar que me sé el catálogo de IKEA de memoria ;-) ¡Os pondré fotos de lo que vaya amueblando!

sábado, 21 de febrero de 2009

Bicicletas

Una de las cosas que sorprende de Lovaina es la enorme cantidad (a veces absurda) de bicicletas que se mueven por todas partes. Uno piensa en las ventajas con respecto a los vehículos a motor, más contaminantes, y ciertamente se convence de que Lovaina es una ciudad ecológica (en este sentido). Luego vienen los peros: ciclistas a toda leche saltándose los semáforos, o bien oliéndole el cogote a los peatones en esas aceras minúsculas y hechas una pena... Supongo que retrasar el cambio climático compensa todas esas incomodidades. Y lo cierto es que aquí todo el mundo va en bicicleta, desde los chavales camino de la escuela hasta los viejecillos con la bolsa de la compra. No es una cosa de edades, ni de nivel adquisitivo.

Y es que las facilidades para conseguir una bicicleta son también a tener en cuenta. Por muy poco dinero puedes alquilar una en el servicio VELO, y ya estás listo para echar a rodar. Ahora os habréis dado cuenta de que, en Lovaina, caminar es de pringados y losers, y os preguntaréis por qué yo aún no tengo una bicicleta, si tan sencillo me lo ponen. Bueno, la respuesta es sencilla aunque un poco vergonzante: estoy esperando a que avance un poco el invierno. Si ya paso frío, forrado como voy por la calle, no quiero imaginar lo que tiene que ser ese viento congelado pegándome en la jeta a toda velocidad. Además, temo el momento, porque reconozco que mi equilibrio no puede compararse al de esa gente a la que veo llevando dos bicicletas a la vez (montado en una y haciendo rodar la otra al lado con una mano), o hablando con el móvil, ¡o escribiendo un SMS! :-S



Toda esta situación hace que el delito más habitual en Lovaina sea, precisamente, el robo de bicicletas. Así que la gente siempre bloquea convenientemente la rueda trasera de su bici con una cadena. Al principio me sorprendió que no las atasen también a ninguna estructura fija en el suelo (como una farola), que es lo normal en Bilbao, pero debe de ser que hay taaanta bicicleta que las tienen que dejar tiradas por ahí la mitad de las veces, hasta haciendo montones. Por supuesto, eso significa que puedo llevarme una bicicleta a cuestas y desbloquear la rueda trasera en casa con un clip de sujetar papeles. Así que visto lo visto, yo creo que la mejor estrategia para evitar que te roben es tener una bicicleta fea ;-) Lo tendré en cuenta para cuando me busque una (lo cual pienso hacer en cuanto mejore el tiempo).

Lovaina: An overview

Toca hablar de la ciudad que ahora me acoge. Sólo quiero daros una visión muy general para que os hagáis una idea los que no habéis venido aún. Lovaina, o Leuven, en holandés, es la capital de la provincia del Brabante flamenco e, incluyendo en el cómputo los municipios que entran dentro del territorio urbano (Heverlee, Kessel-Lo, etc.), andará por los 90.000 habitantes, lo cual deja a mi pequeño Bilbao (350.000 habitantes, 850.000 si contamos el area metropolitana) como una gran metrópolis (todos los datos sacados de Wikipedia, claro).

Se trata de una genuina ciudad universitaria. Aquí todo gira en torno a la universidad y a sus estudiantes, y eso se nota bastante. Mucha gente joven en la calle, y muy poca los domingos por la mañana :-D
Aunque otras instituciones también están presentes en Lovaina, la universidad del lugar es la Katholieke Universiteit Leuven, o KUL para los amigos, donde yo estoy trabajando. Es una de las más antiguas de Europa y tiene ex-alumnos insignes como Erasmo de Rotterdam. Realmente los edificios universitarios (facultades, oficinas) están repartidos por toda la ciudad y los alrededores, así que se puede decir que Lovaina es como el campus de la KUL a lo grande. Y así debe ser, puesto que una buena parte de la población de Lovaina son los propios estudiantes. Según Wikipedia, rondan los 20.000 matriculados en los cursos de grado, una cifra que daría vértigo a más de un rector que yo me sé.

Para los que gustamos de la noble afición al sight-seeing, lo que toda la vida se ha llamado turisteo de foto, Lovaina cuenta con un par de lugares realmente encantadores, especialmente la plaza mayor, o Grote Markt, con el imponente ayuntamiento, debe ser y es fotografiada desde todos los ángulos por cada uno que nos dejamos caer aquí.
Pero aparte del prestigio universitario, que es una de las cosas que me ha traído hasta este lugar, hay dos cosas por las que Lovaina es famosa hoy: fiesta y cerveza. El Oude Markt, o plaza antigua, es mundialmente conocido como "la barra más larga de Europa", por la cantidad de bares y pubs que lo rodean. Por las noches hay bastante ambientillo. En cuanto a la cerveza, parece ser que, si en España cada pueblo tiene su equipo de fútbol, en Flandes cada pueblo tiene su cerveza, y la típica de Lovaina es una de las más antiguas, Stella Artois (me han dicho que no es precisamente buena pese a su popularidad). Tengo programada una visita a la fábrica donde la hacen para la semana que viene, ya os contaré qué tal.


Ayuntamiento de Lovaina, o Stadhuis.

Pero qué os voy a decir. A pesar de ser una ciudad con ambiente nocturno, sigue siendo un pueblito. Que esté casi pegada a Bruselas (15-20 min en tren) y razonablemente bien comunicada no evita que me sienta un poco encerrado a veces. Si ya Bilbao me parecía una birria de ciudad (aunque cada vez más bonita, es cierto), Lovaina se me queda un poco pequeña y en ocasiones deprime un poco, sobre todo esas tardes entre semana, en las que no hay tiendas abiertas ni nadie en la calle, oscurece pronto (a las 17:30) y hace mucho, mucho frío. No te queda más que irte a casa, cenar y dormir. De los horarios europeos ya hablaré en otra ocasión, que tengo ganas. Supongo que es cuestión de adaptarse, y yo acabo de llegar como quien dice. Además, también tienen su lado bueno.

Crédito de la imagen: Wikipedia (bajo licencia GNU).

viernes, 20 de febrero de 2009

El idioma

Bien, primera dificultad que me encontré al venir a Lovaina, que a la hora de la verdad no lo es tanto. Y lo que me gusta quejarme...
Llegas a la universidad por la mañana, te encuentras a una compañera por el pasillo, y sin darle tiempo a reaccionar le espetas:

"Jode morjen!"

...Queriendo decir "Buenos días". Y entonces la santa mujer, en vez de darte una bofetada como estaréis esperando, se contiene la risa y con toda la paciencia del mundo te da una pequeña lección para mejorar tu pronunciación en flamenco. Porque sí, ese saludo mañanero ha pretendido ser un intento de interaccionar con otra persona mediante el idioma flamenco, u holandés (o neerlandés, o Dutch).

Antes de venirme a Lovaina, cuando comentaba entre los amigos, familiares y conocidos que me habían dado una beca para pasar dos años en Bélgica investigando (o muriendo en el intento), casi todos me preguntaban que a ver qué tal llevaba el francés. Y no, listillos, no era ninguna broma sexual chusca sobre becarios. Es que realmente no toda la gente de mi entorno conoce a fondo la compleja, por no usar una palabra más dura, situación lingüística en estas tierras.
Actualmente, en el pueblo belga conviven (quizá es mucho decir) dos comunidades bien diferenciadas culturalmente y sobre todo lingüísticamente, a saber:
a) los valones, que hablan un idioma similar al francés y ocupan el sur del territorio, tradicionalmente más rural y menos industrializado; y...
b) los flamencos: que no, ni son rosas ni vuelan, ni dan palmas en un tablao a menos que se hayan pasado con la Leffe. Éstos son culturalmente más cercanos a los holandeses, y de hecho su lengua es un dialecto del holandés, o "Dutch". Ocupan la zona norte del territorio (Flandes), y son famosos, entre otras muchas cosas, ¡por la espectacular cerveza de abadía!
Aviso para turistas ocasionales: El tema político es mejor ni mentarlo, yo todavía no me he atrevido a hacer ni la más inocente pregunta entre los compañeros.


Previsible: Buscas una imagen de "flamenco", y aparece ¡Paco de Lucía! (aunque aquí salga muy serio)

Pero el caso es que mucha gente desconoce, u olvida, que una gran comunidad de belgas tienen como lengua el holandés. Y Lovaina, o Leuven, como se dice aquí, es un pueblito muy cerca de Bruselas, en la zona flamenca de Bélgica. Así que lo primero que notas cuando llegas aquí es que la gente habla raro. Todavía no me he acostumbrado a la sonoridad del Dutch (esas jotas, esas erres). Y tampoco el idioma escrito parece más descifrable (esa manía de juntar las palabras en una, como en alemán, esa inexplicable afición a las letras dobles y a las cadenas de más de ocho consonantes seguidas). Se da uno un paseo por la Grote Markt y queda abrumado por los sonidos que salen de toda laringe ajena; o se pone uno a escrutar con ojos entrecerrados la carta de un restaurante, y le queda una sensación como de estar leyendo pasajes del Necronomicón en versión original.
Huelga decir que, con dos años por delante, planeo tomar clases de holandés porque, lo reconozco, soy un obsesivo que no puede convivir cada día con algo que no comprende :-D

Pero mientras tanto, como decía, la dificultad de vivir en un idioma distinto aparenta ser mayor de lo que luego es. Es cierto que Lovaina es ciudad de estudiantes (y de monjas y de cerveza, reza el dicho) y que por eso hay mucho extranjero. Pero tanto en éste como en otros pueblos de la zona, prácticamente todo hijo de vecino habla un inglés más que correcto, envidiable. Más aún: es habitual que la gente sepa también manejarse estupendamente con el francés, o con el alemán, y algunos te pueden decir cuatro frases en español (impagable, lo de "¿como está usted?" medio masticado). En eso de los idiomas, se nota que están a años luz por delante de nosotros.
Reconozcamos, por ser justos, que el holandés se parece bastante al inglés en muchos aspectos y eso les facilita las cosas, pero en cualquier caso es un mérito que no voy a negarles. Muy pocas veces he tenido que salir de una tienda, un restaurante, o una oficina, por no poder entenderme en inglés (sólo en alguna contada ocasión me he topado con los pocos que no sabían hablarlo). Más bien al contrario, me he sentido avergonzado porque en el trabajo todos hablan inglés por mí, porque estoy allí y es la única manera que tengo de comunicarme con ellos... ¡Pero luego su inglés es mil veces mejor que el mío! Así que bueno, esto es un acicate más para que me ponga a practicar duro con los idiomas: el inglés, ¡y también el holandés, que no me olvido!

Crédito de la imagen: Kornell, en Wikipedia, distribuído mediante CC.

jueves, 19 de febrero de 2009

Aquí comienzo

Muy bien, llega el momento. Cargado con tu título de doctor y dosis de ilusión considerables, decides que quieres vivir haciendo lo que te gusta, investigar. Solicitas una beca postdoctoral y te marchas al extranjero. En este caso, Lovaina (Leuven, en inglés y en el idioma local), una ciudad muy cerca de la capital de Bélgica, Bruselas. Y entonces te percatas del gran cambio que supone vivir en el extranjero, y en una ciudad como ésta.
En este mes largo que he estado viviendo en Lovaina, y aún con dos años de estancia por delante (cómo mínimo), me he llevado sorpresas, decepciones, cabreos, también muchas alegrías... En fin, experiencias buenas y malas, derivadas del contraste con mi anterior hogar y trabajo, y que he decidido que quiero registrar en esta especie de diario online que es el presente blog.
En parte, la existencia de este blog obedece a mi deseo de mantener a mi gente informada de cómo van las cosas. Al mismo tiempo, el cuerpo me pide llevar este registro, poner por escrito ese apunte tonto que me ha venido a la cabeza y que se disolverá en un segundo.
¿Y por qué hacerlo online, y público? Algunas de mis aventuras y reflexiones pueden ser interesantes, quizá, sólo para mis amigos y mi familia. Otras pocas podrían ser útiles para quien se encuentre o prevea encontrarse en situaciones similares a la que estoy viviendo. Inspirado por algunos blogs que nacen con ese espíritu de revelar experiencias vitales (One year in Leuven, No sólo coles, Erasmus en Lovaina), de los cuales, por cierto, he obtenido información muy útil para moverme estas primeras semanas (qué tiendas son las más baratas, cómo buscar una casa, etc.), me he decidido a crear este espacio para contaros, si queréis, algunas de mis vivencias y pensamientos como investigador post-doctoral en Lovaina. De momento, es una dosis de exhibicionismo que puedo tolerar.
No me he puesto metas al crear este blog. Voy a escribir cuando me apetezca, sobre lo que me apetezca y en la cantidad que me apetezca, y hasta que me canse de mantener el sitio; y todo esto, claro, también va a depender de la acogida que tenga entre los míos esta iniciativa.
En cualquier caso, estáis todos invitados a leerme, y también a pasar de largo si no os interesa. Soy completamente consciente de la intrascendencia de lo que va a llenar estas páginas, de lo obviables que serán las aventuras de un tipo normal en una situación no tan interesante después de todo, así que quedáis advertidos: no busquéis aquí contenido maravilloso, este blog es otra cosa.