Cuando estuve
visitando cuchitriles para buscar un piso donde meterme a vivir en Lovaina, siempre notaba que estaba pasando "algo" extraño, y no caía en la cuenta de qué era, hasta que por fin me percaté: ¡Ninguno de aquellos pisos tenía lavadora! Oh, sorpresa. Pues hay que buscar uno que la tenga instalada.
No. Comentándolo con una compañera del trabajo, me bajó del burro amablemente: Nadie (casi) tiene lavadora en Lovaina. Es una especie de lujo que sólo se permiten los que viven con su familia y cuatro extranjeros intransigentes más. Y me dio una explicación más que convincente. Estoy en una ciudad de estudiantes. Cada fin de semana, todos huyen (verídico: el pueblo queda vacío) a la casa de sus padres llevando consigo dos cosas: el estómago vacío, ansioso por digerir la comida casera de mamá, y una bolsa llena de ropa sucia para ser lavada. Por eso no necesitan la lavadora, ya la tienen en casa de mamá por el morro.
Debo añadir a todo esto que mi compañera se extrañaba notablemente de que en España la lavadora sea un bien imprescindible, y que, como apunté, haya más casas con lavadora que con microondas (y es que aquí muchas "cocinas" consisten en un microondas y una nevera tamaño junior). Es posible que también pensara que todos los españoles caminamos descalzos por las calles polvorientas y que construimos nuestras casas con adobe, pero no quise ahondar en la herida. ¡Cómo vamos a tener todos una lavadora, para nosotros solos! En fin. Habría sido divertido explicarle que la cultura del crédito-hipoteca fácil y del endeudarse hasta las cejas inconscientemente, sin pensar en el mañana, ha hecho que, en la España de los últimos 5 años, todo hijo de vecino que no quiera ser menos que el ídem tenga lavadora, microondas, una TV de plasma y un coche nuevo cada dos años, aunque su sueldo sea de mileurista y no dé ni para pipas, sólo para presumir. Habría flipado, la pobre, pero de lo gilipollas que somos X-D
Gran pregunta: ¿Y cómo me lo monto para lavar la ropa sin lavadora? Obviamente, tengo que ir a una lavandería, que hay unas cuantas en la ciudad. Pero la más cercana la tengo a 15-20 minutos a pie, lo cual es problemático cuando vas cargado con una bolsa / maleta llena de kilos de ropa, que cuando cruzo la calle parece que ha llegado el trapero ropavejero a la ciudad, sólo me falta el megáfono: "¡¡¡Oiga el trapeeeeeerooooo!!!".
Para mí, los domingos son "Laundry day", o día de colada.
Esto es nuevo para mucha gente que conozco, así que explico cómo funciona. En las lavanderías tienen decenas de lavadoras que funcionan con moneditas (llevo siempre al menos kilo y medio de chatarra en los bolsillos). Me sale a 3,80€ un ciclo en la lavadora pequeña. Normalmente, una vez cargada y funcionando, la dejo puesta y vuelvo en 40 minutos (a veces aprovecho para comer).
Después toca secar la ropa, el asunto más complicado. En ocasiones me dejo un total de 6€ ó más en la dichosa colada, porque hay prendas que no hay forma de secarlas bien y tengo que repetir el ciclo. Lo más común es que, ya de mala leche, me las lleve mojadas a casa y las disponga precariamente sobre el radiador, sobre una silla, donde sea, pero ya con ese olorcillo a húmedo que odio. Y es que además tengo que estar al quite para extraer las prendas más delicadas o queridas a mitad del ciclo de secado, ¡porque odio las secadoras y el daño que pueden causar a tu ropa!
Y encima de todo esto, está el asunto de que en mi caso no puedo separar adecuadamente la ropa clara de la de color. Ya sabéis que suelo guardar luto riguroso (cosas del heavy metal y de la "pose"), y no merece la pena hacer otra colada para las cuatro prendas blancas que tengo. Así que o las mezclo con lo demás, esperando que no destiñan, o bien, como he hecho alguna vez, las lavo a mano en casa, que es como si hubiéramos retrocedido 20 años. Pero entonces el problema es que las prendas tardan días en secarse, con este clima... La más lenta de todas, los pantalones vaqueros (el némesis de todo el que quiere su ropa seca cuanto antes). Recuerdo que en Londres (allí sí tenía lavadora) tuve unos vaqueros durante dos días en el tendedero (dentro de casa), y al final me los acabé poniendo medio mojados por pura cabezonería, de harto que estaba. Y era verano. Húmedo, pero verano. Pues aquí es parecido pero de momento mucho más frío.
Ahora entendéis que el sueño de todos los españoles que aquí conozco (también algunos extranjeros de otros países) es conseguir una lavadora propia. He visto de todo: algunos la instalan apretada en una esquina, con la toma de agua directamente del grifo del lavabo, perfecto para organizar una inundación de la pera. Otros negocian míseramente con todo el bloque de pisos para ver si pueden colocar una pequeñita en el descansillo de la escalera.
Hacer la colada dignamente también es calidad de vida, ¡cojona! Esto es Europa.
NOTA: Imágenes de
Wikipedia